Objetos con alma

Los oficios vinculados a la artesanía tienen profundas raíces en Álava. Sirva como testimonio el nombre gremial de muchas de las calles de los centros históricos de sus villas principales que persisten desde la Edad Media.  

En la Álava rural conviven prácticas artesanas que son fieles a la tradición con otras de ámbito contemporáneo. Y es que el concepto aplicable a «artesanía» ha ido evolucionando en nuestra sociedad industrializada hasta abarcar también a un extenso abanico de actividades, cuyo valor diferencial obedece más a una actitud vital y a una visión de lo que debe ser el propio espíritu del trabajo, que a la herencia metodológica transmitida durante generaciones del «saber hacer».  

Todo tiene cabida en nuestra Álava rural. Junto al empeño de garantizar el carácter artesano de nuestro productos tradicionales, como nuestros vinos, quesos o nuestros utensilios domésticos populares, surgen nuevas actividades cuya finalidad estriba en crear de forma manual objetos con un sello personal que convierten a cada uno de ellos en objetos singulares, aunque obedezcan a un mismo patrón. Son objetos con alma.  

Un ejemplo de ello es Atuvera Encuadernación, un negocio de Inoso en el que Ana crea y comercializa álbumes de recuerdo, tarjetas y cuadernos, entre otras cosas. La propietaria comenzó a hacer cursos de encuadernación tras quedarse sin trabajo y, poco a poco, fue convirtiéndose en su nuevo oficio. Para Ana, el entorno rural en el que desarrolla su actividad es esencial, porque parte de su estilo proviene de él. “Me gusta trabajar con materias nobles y procuro integrar elementos que me encuentro, como pequeñas maderas”, añade. 

Al igual que ella, otros artesanos también han decidido trasladarse al medio rural, como, por ejemplo, Iñaki, de Kuia Lámparas. Lo que empezó como un hobby de crear lámparas de calabaza tras verlas en un viaje terminó siendo su medio principal de ingresos. Mudarse a Uzkiano, donde ha establecido su taller y vivienda, era algo necesario. “No me quedaba otra que mudarme a un entorno rural, pero la opción de convertir mi casa en una exposición es el mejor escaparate, ya que puedo mostrar las lámparas en un lugar donde se usan”, comenta Iñaki.